viernes, 14 de agosto de 2009

Prensa. CARAS Y CARETAS


un cacho de cultura
con ojos extraÑos

Las calles, montañas o puentes de la Argentina son escenario de un gran número de películas, publicidades y series de producción foránea. El talento de los profesionales del país es el principal atractivo y compensa la pérdida de los costos competitivos que seducían tiempo atrás.





cual objeto de consumo, los lugares también se ponen de moda, y esas tendencias impactan en la producción filmográfica. La Argentina está desde hace unos años entre las preferencias de los cineastas, de las productoras de TV y de las agencias que filman comerciales. Pero como toda moda tiene fin, hay que estar preparados para ofrecer ventajas diferenciales que hagan perdurar la presencia de esta fuente de ingresos y de trabajo.



“En 2003 el sector explotó de trabajo por la ventaja cambiaria”, cuenta Víctor Bassuk, director de la Comisión Argentina de Filmaciones (CAF), la sección del Incaa dedicada a los servicios de producción. Pero aquella gran posibilidad de posicionamiento se vio afectada por la suba de los precios de servicios adicionales como hotelería y gastronomía, debido al incremento de la demanda. Las productoras mantuvieron sus precios para compensar esta realidad y porque siempre estuvieron atados al dólar. Los salarios hoy son más altos que hace tres o cuatro años, pero no es una diferencia drástica.



Esta pérdida de competitividad en lo relativo a costos no llegó a perjudicar en forma significativa a la actividad gracias al excelente nivel de los profesionales argentinos, muchos de ellos formados durante estos últimos años en medio del resurgimiento del sector audiovisual. En la Argentina hay alrededor de 14 mil estudiantes de cine, una cantidad que empata con la de toda Europa. “La ventaja diferencial que nos favorece es la calidad de filmación, que es comparable a la de las mejores plazas del mundo”, sostiene Bassuk. Coincide con él Nicolás Wainszelbaum, director de industrias creativas del Instituto Cultural de provincia de Buenos Aires, que agrega que “la alta calidad del trabajo de lo relativo a los servicios audiovisuales sigue marcando la diferencia, además de que la Argentina puede adaptarse estéticamente para mostrarse como parte de cualquiera de los cinco continentes”.



Los equipos para realizaciones audiovisuales foráneas suelen ser mixtos, con personal argentino y extranjero: para cumplir con los permisos de trabajo de acuerdo con la ley laboral, una productora de afuera se ve obligada a contratar a una nacional ya que los empleados tienen que estar anotados en Afip. La cabeza de equipo –dirección de cámara, de fotografía y de arte– está formada por la gente de confianza del director. Pero los técnicos son casi todos argentinos. Francis Ford Coppola hizo una excepción porque eligió a un camarógrafo argentino para su película Tetro (2008). Otras películas que se filmaron el año último en el país fueron Lucky Luke, un western de James Hunt e In Nome del Figlio, del italiano Alberto Simone.



La TV también forma parte de esa corriente, con programas que se realizan en la Argentina y se venden en el resto del mundo. La versión de Amas de casa desesperadas para Latinoamérica se grabó en Pilar bajo producción de Disney Media Networks; Hombre al agua, que se vendió a más de diez países, se hizo en un enorme parque acuático en Benavídez y lo más reciente es Next Britain Top Model, que filmó capítulos en Salta. En la ciudad de Buenos Aires, según Lara Decuzzi, coordinadora de Baset, en lo que va del año se filmaron 173 comerciales, 23 filmes académicos, 22 largometrajes, 19 tomas para televisión y una cantidad menor de cortometrajes, videoclips y documentales extranjeros.



POLÍTICAS PÚBLICAS

En la Argentina se realizan muchas coproducciones y esto se debe a que las películas de presupuesto relativamente pequeño (uno o dos millones de dólares) reciben de buen grado los 200 o 300 mil dólares que puede aportar el Instituto de Cine si el filme se radica como argentino. En esos casos, los directores aceptan cambios en la estructura de producción y conceden reformas del guión con tal de estar en la categoría de coproducción.



La estrategia de la CAF en las ferias de cine es captar la mayor cantidad posible de películas en lugar de desgastarse en la búsqueda de una megaproducción. Como hay unas 150 pymes que producen para el extranjero, la CAF procura que reciban trabajo en forma constante. No obstante, se encuentra en rodaje la película There Be Dragons, de Roland Joffé, el director de La misión. Es un filme muy grande que va a tener una escena bélica en la plaza seca de Luján y otras tomas en la ciudad de Buenos Aires, el parque Tornquist, puentes de Sierra de la Ventana y en Epecuén.



“El gobernador Daniel Scioli tiene una visión moderna que le da importancia a la industria audiovisual que, además de los beneficios directos, tiene otros como el desarrollo del turismo y de las economías locales. Le encargó al presidente del Instituto Cultural, Juan Carlos D’Amico, la realización de políticas que impulsen al sector”, dijo Hernán Gullo, director general de Administración del Instituto Cultural.



La provincia de Buenos Aires cuenta con la ventaja de poseer escenarios de campo, costa, sierra y edificios imponentes y para promocionarlos se editó el Catálogo de locaciones de Bafilm, que se distribuye a las productoras nacionales y extranjeras. Otras formas de apoyo fueron la organización de festivales y la creación de un circuito único de trámites de excepción que comunica al realizador con el responsable de la locación que necesite mediante la comisión provincial de filmaciones.



Recientemente se creó la Comisión de Filmaciones de Buenos Aires para promover a la ciudad como destino internacional para la realización de producciones cinematográficas. “Le ofrece al productor extranjero asesoramiento en trámites, contactos dentro de la industria local, información sobre medios logísticos y servicios de búsqueda de locaciones”, explica su coordinadora, Ana Aizemberg.



Puede sorprender el dato de que no está institucionalizado un listado de aranceles para estos espacios. Esto depende del criterio de cada ciudad; en La Plata muchos espacios se ceden sin costo, como en Nueva York, mientras que en la ciudad de Buenos Aires las locaciones suelen cobrarse aunque sus tarifas no se comparan con las de París. El corte de una calle porteña varía entre 127 y 1.012 pesos para las producciones más grandes y se ajusta para las más chicas o de TV. Los documentales, cortos y proyectos educativos quedan exentos de los aranceles.

Sol Peralta

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